Por David Martínez y Leonardo Mora
"El jazz sólo puede reproducirlo quien lo ha producido.
El imitador puede tener una técnica mejor o una
superioridad espiritual, pero no puede reproducirlo.
Pues una improvisación jazzística es siempre una
expresión personal del que improvisa y de su situación
musical, emocional y espiritual."
Joachim Berendt, El Jazz, del Rag al Rock.
Valiéndose de un exiguo presupuesto y utilizando como actores a estudiantes de artes visuales, Cassavetes logra una película sin pretensiones, pero aún así llena de sustancia humana. Los personajes se nos presentan tal cual son, despojados de investiduras retóricas y fingidas dotes histriónicas. Allí está la vida de los jóvenes enfrentados a la desesperanza y a la ausencia de un proyecto existencial coherente. Esta sinceridad halla su correlato formal en un recurso nunca antes visto: la improvisación. Apelando al elemento esencial de la creación en el Jazz (no en vano cuenta con la musicalización del contrabajista Charles Mingus y el saxofonista Shifi Hadi), Cassavetes deja que sus personajes se desenvuelvan sin la restricción de un guión, sugiriendo tan sólo una atmosfera y permitiendo que sean ellos los que den una impronta personal a cada una de las escenas.
"El jazz sólo puede reproducirlo quien lo ha producido.
El imitador puede tener una técnica mejor o una
superioridad espiritual, pero no puede reproducirlo.
Pues una improvisación jazzística es siempre una
expresión personal del que improvisa y de su situación
musical, emocional y espiritual."
Joachim Berendt, El Jazz, del Rag al Rock.
1959 resulta ser un año fundamental en la historia de la cinematografía; por un lado es el año de aparición de las primeras obras de la Nouvelle Vague: A Bout de Souffle de Jean Luc Godard y Le Quatre Cents Coups de Francois Truffaut, piezas clave en la renovación del lenguaje cinematográfico. Por otro lado es también el año de aparición de una obra pionera en el cine independiente norteamericano: Shadows de John Cassavetes. Se trata de un momento decisivo en el cuestionamiento de los cánones tradicionales con los que se venía ejerciendo el arte fílmico y en la consolidación de nuevas perspectivas estéticas asociadas al cine como práctica de autor, por lo tanto, alejados de los requerimientos impuestos por las productoras.
Invisibilizada durante décadas, la obra del director y actor estadounidense John Cassavetes constituye todo un manifiesto sobre la libertad y la sinceridad a la hora de llevar a cabo la creación artística. Esta, su ópera prima, resulta ser una vivida experiencia que nos traslada a las oscuras calles de Nueva York de la mano de un grupo de jóvenes insertos en la vida bohemia de la generación beat. En Shadows no hay una historia que sirva como derrotero al desarrollo de la película, se trata simplemente de un seguimiento a la cotidianidad de los personajes y a sus conflictos: diferencias raciales, ambigüedad en cuanto a sus expectativas vitales, desempleo y marginalidad.
Valiéndose de un exiguo presupuesto y utilizando como actores a estudiantes de artes visuales, Cassavetes logra una película sin pretensiones, pero aún así llena de sustancia humana. Los personajes se nos presentan tal cual son, despojados de investiduras retóricas y fingidas dotes histriónicas. Allí está la vida de los jóvenes enfrentados a la desesperanza y a la ausencia de un proyecto existencial coherente. Esta sinceridad halla su correlato formal en un recurso nunca antes visto: la improvisación. Apelando al elemento esencial de la creación en el Jazz (no en vano cuenta con la musicalización del contrabajista Charles Mingus y el saxofonista Shifi Hadi), Cassavetes deja que sus personajes se desenvuelvan sin la restricción de un guión, sugiriendo tan sólo una atmosfera y permitiendo que sean ellos los que den una impronta personal a cada una de las escenas.
Documento cinematográfico de amplios alcances y pocos recursos, Shadows, a la manera de una pieza de Jazz, conmueve y estimula al espectador, preparándolo para el advenimiento de directores tan reconocidos como Martin Scorsese y Jim Jarmusch.
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