SLEEP / THE SCIENCES/ THIRD MAN RECORDS/ 2018/ 53´/ DOOM-STONER METAL/ ****1/2
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Para nadie es un secreto que el uso de drogas, especialmente de las psicoactivas, acorta el camino para lograr efectos como el éxtasis religioso, los estados alterados de conciencia, el disfrute de las artes, la hipnosis o la perdida de los limites del espacio, el tiempo o el “yo”. Así como la emoción estética intensifica los estados conceptuales de la mente, drogas social e ingenuamente aceptadas como la marihuana, o más difíciles como el LSD, generan resultados similares. La “clarividencia” que ofrece el consumo de varias sustancias ha sido bien documentada, aunque no es muy distinta de la que puede obtenerse practicando la meditación trascendental, el baile frenético, la asistencia a cultos masivos, realizar algún deporte competitivo, abstenerse sexualmente o ayunar.
El impresionante regreso discográfico de SLEEP -después de dos décadas y una serie de conciertos junto al baterista de Neurosis desde 2010 donde se fue tanteando parte de este material- se publica curiosamente hoy: cuatro-veinte, una fecha conmemorativa para toda la banda fumarola. El exceso de Cannabis Sativa en las sesiones de grabación del trio californiano, es como el cáliz en la liturgia para los cristianos; de hecho, mucho THC contribuyó en el proceso creativo de su anterior disco, el perdido, postergado y excepcional “Dopesmoker” (Southern Lord Records, 2012).
El tema de la relación entre la creación artística y la mota en la historia del arte es largo y da para muchas bocanadas. Tan solo en la música popular hay tantos álbumes como cantidad de efectos nocivos y daños colaterales a nivel neuronal, cognitivo y reproductivo producidos por esa “matica” que nos dejó Dios para que nos divirtiéramos. Provisionalmente vamos a aceptar que si de tanta intoxicación salen cosas como “Rubber Soul” (The Beatles; Parlophone,1965) “Tago Mago” (Can; United Artists, 1971) “Bitches Brew” (Miles Davis; Columbia, 1970) o incluso este “The Sciences”, entonces hace mucho sentido que ya desde los días de la caverna fuera el chamán de tribus como los Walbiri (AU), el único autorizado para encender y calentar la planta.
“The Sciences” abre en clave de drones con Al Cisneros, Mike Pike y Jason Roeder anticipando toda su energía en los primeros tres minutos; luego se escucha el encendido de un bong y con este comienza un crescendo uniforme y constante de notas graves que se ensanchan, se hacen más densas y ganan en intensidad como las pinceladas monocromáticas que ya lanzara en su momento Rothko sobre sus lienzos en su también vibrante y abstracta sensibilidad expresionista. No pasa mucho tiempo en “Marijuanaut's Theme” para que aparezca la voz de Cisneros con su reflexión interestelar sobre el asunto verde y ya en el vórtice del track reluzcan dos sucios solos de guitarra enfrentados, firmados por el virtuoso Pike, quien da cuenta de su estilo característico y de lo mucho que ha practicado con High on Fire.
“Sonic Titan” se acopla más al canon que hiciera famoso al grupo desde los noventa; por la mitad del corte es el bajo de Al el que se roba el protagonismo, re-aparece su voz y con esta un ritmo lento a medio-tiempo y el sabor acido, retro y sabático. "Antarticans Thawed” empieza marcial y contemplativa para que luego llegue Roeder a llenar el espectro sonoro sacándole todo el ritmo posible a su set básico de batería en los cerca de 15 minutos que dura la canción.
“Giza Butler” es un homenaje a ustedes ya saben quien, y desde ya un número obligado en el repertorio de SLEEP, especialmente por sus noventa segundos finales, mientras que el cierre con “The Botanist”, llevando la instrumentación a un escenario más cálido, acústico, psicodélico y paisajístico, supone el colofón perfecto para la grabación y el descenso de la nave.
Está bien, olvidemos por un momento la evidencia científica (Bloomfield, M. et al, 2013; Starzer, M. S. K. et al., 2017 & Brown T. y Dobs A. , 2002 ) y arriesguémonos a decir que el consumo de marihuana no conlleva riesgos como bajas en la motivación, disminución de los niveles de testosterona o el desencadenamiento de enfermedades como la esquizofrenia; si no tienes el talento y sí mucho tiempo libre, ¿de qué serviría pasársela fumando?. Si de empujar tanto humo en nuestro sistema saliera algo por lo menos de la calidad de “The Sciences”, el riesgo valdría la pena, y es que a fin de cuentas, aún para disfrutar completo de este gran disco o para escribir algo elocuente sobre el mismo es necesario soltar la pipa.
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