Por Leonardo Mora sanagustinconfesiones73@gmail.com La primera escena de este filme contado como un diario por el director francés Éric Rohmer, figura clave de la grandiosa Nueva Ola, es un travelling hacia adelante que avanza sigilosamente por un tranquilo canal parisino –lugar que será un recurrente motivo en la extensión de la película-, mientras suena una bella pero sórdida pieza de violín; una aparente calma misteriosa que nada anticipa de la crueldad en que se verá envuelto el personaje principal, un músico llamado Pierre Wesselrin, en la consabida ciudad de París. Pierre se levanta un día como cualquiera y recibe la gran noticia de que se ha hecho merecedor de una herencia; desde luego, la celebración con sus amigos más cercanos no se hace esperar: la prosperidad parece estar a la vuelta de la esquina. En dicho festejo, Pierre se ufana de ser del signo leo, el cual astrológicamente si...
Desde 2010, artes, cultura y pensamiento sin fronteras.