Los invitamos a leer este texto -con impronta de vanguardia y
manifiesto- escrito en 1985 por Zoraida de Cadavid, una de las mejores
escritoras del departamento del Tolima -lamentable e injustamente
olvidada- el cual reflexiona brevemente y con gran actualidad sobre el
sida como flagelo social, emparentado con la persecución al
homosexualismo por parte de ciertos medios de comunicación.
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Foto de Diane Arbus: 'A young man with curlers at home on west 20th street'. |
Por Zoraida de Cadavid
Nuestros
amigos son las alegrías
el
amor y el invencible espíritu del hombre
Aldous Huxley
Me dirijo al alma de los
humanos, arte de esa Gran Alma Universal Hermafrodita.
Hablo en nombre del respeto al que tienen
derecho todos los humanos: manifestación suprema de la Divina Gracias que es la
Vida.
Me refiero a los homosexuales: en nombre
del legado que ellos han legado al mundo de la inteligencia, la productividad
en los campos de la música, la poesía, la literatura, la danza, el teatro, las
matemáticas, la astronomía, la botánica, la arquitectura y la ingeniería -que
ingeniería viene de Ingenio. No los nombro: el mundo se ha delatado, inclinado
ante lo inextinguible: son Eternos.
Y es que la inteligencia no está en la
cabeza: ella es el fruto de la triada: de la cópula entre el alma, el espíritu
y el cuerpo: creo que de la comunicación orgásmica con el universo la
inteligencia extiende su luminosidad. Se aprende y aprehende a través de los
sentidos. El fruto de una cópula puede ser o positivamente creadora o,
negativamente destructora. Por Freud conocemos la importancia de la líbido a
través de su canalización fecundizante.
El
homosexualismo, que fuera privilegio de emperadores, reyes, papas estadistas,
ha invadido las esferas sociales todas; ha proliferado de una manera insólita
durante los últimos tiempos. Los historiadores, los sociólogos, los que todo lo
saben, afirman que cuando una civilización está en decadencia, ellos se
multiplican: Yo no estoy de acuerdo con esa afirmación. O, mejor: civilización
decadente es a homosexual como homosexual es a civilización decadente.
Sin nombres, pero con evidencias, juzguemos
a la historia: miremos, midamos. NO TODA LA GENTE SABE QUE HACER CON LO QUE TIENE;
NO TODOS TIENEN YO Y LA OTRA GENTE ES MUCHA.
El rechazo de la sociedad, de la otra mucha
gente (estúdiese el caso en Tótem y tabú, por supuesto en otras referencias). Sintiéndose
rechazado y anormal, se siente culpable: toda culpa conlleva per sé un castigo, y el homosexual,
sobre todo en ciertos niveles, se autocastiga; en Derecho se llama punición.
Para hacer más afrentoso el genocidio, hay
códigos condenativos en la vieja Europa, en el Nuevo Mundo, y más increíble
aún: en sociedades modernas dizque revolucionarias centroamericanas: esto para vergüenza
y atropello a la Fraternidad Universal. El sabio Código Napoleónico, vigente en
innumerables países del mundo, lo excluye como delito.
¿Cuántos siglos de resistencia? ¿Cuánto tiempo de rechazo? ¿Cuánto tiempo de
ostracismo? ¿Cuántas horas de soledad? ¿Cuánto tiempo de ignominia? Si usted
frecuenta medios homosexuales pregunte cuántos han ido a clínicas de reposo,
cuántas tentativas de suicidio, y cuántos suicidios.
Ahora que el hombre ha llegado a la luna: ¡LOS
INTERPLANETARIOS ENEMIGOS DEL HOMBRE! Ahora, después de haber utilizado armas bacteriológicas,
arboricidas, lapidarios, despiadados, sin corazón, sin alma, ahora quieren
matar lo que no tienen: El alma de los homosexuales. Se llama FRATICIDIO.
“NO MATARÁS: CUALQUIERA QUE MATARE SERÁ
CULPABLE DE JUICIO”. Mateo 33: 39.
Ahora, les quieren matar el alma y
agigantar el miedo: los medios de comunicación rivalizan en el asunto haciendo
de los horrores del siglo, como dijera Morín, un espectáculo. Ahora les quieren
endilgar el SIDA que, corroborado por científicos, se contrae por vías de
secreción salival, lacrimal. ¿Será, señores, que únicamente besan y lloran los
homosexuales?
No más torturas: más respeto a los medios
de comunicación sensacionalistas.
Con la autoridad que me confiere el
haber vivido con ellos hace más de veinte años, para acercarme a mis
semejantes, si nos acercamos a su conocimiento, veamos: ellos me han abierto su
corazón que tienen corazón. Yo he llorado y he sangrado con ellos y no
solamente por la ausencia de un amante: YA ES TIEMPO DE QUE SANGREMOS TODOS.
No más rechazos: sé de sus sacrificios, sé
de su soledad. La soledad o es nociva o es productiva. La soledad solamente es bella
y productiva cuando no es dolorosa: cuando ella se ha nutrido y hasta saciado
de las compañías.
Yo los he respetado: respetar al otro es
aceptarlo como es. Yo los he respetado y los he amado. Sé de su sensibilidad:
ningún ser humano es capaz de hacer gala de sus buenas maneras, su finura
espontánea, su deseo de agradar: ellos han rescatado ese remanente de
caballerosidad que matara la liberación femenina.
Antes de concluir, debo recordarles que
estos actos de autocastigo o autopunición pueden revertirse.
Señores de los medios de comunicación: los
invito a respetar una legión de este gran ejército de La Vida. Ustedes son una
parte muy importante de La Vida.
Gracias.
*Este texto fue publicado
originalmente en la revista Combate, edición de agosto 23 de 1985 y recogido
posteriormente en un libro de la autora llamado Crónicas de Provincia. Se ha
transcrito íntegra y literalmente por permiso de la autora.
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