Este ameno texto elaborado por Ivan Esguerra Sierra nos adentra en algunas incidencias al interior de la organización y desarrollo del festival rock Young Fest, celebrado el pasado 7 de mayo en la ciudad de Ibagué, Colombia.
Por Iván Esguerra Sierra
ivanesguerra2008@gmail.com
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“Al que le van a dar le guardan”. Esto dice el adagio popular y por lo que veo, igual que todos los demás refranes; está acompañado de sabiduría y verdad. Me viene perfecto a este caso.
Meses atrás, en la ciudad de Ibagué, Colombia, se promovió un concierto, el Capital Music Fest, en el que la banda principal invitada era la conocida Molotov. A pesar de que este grupo dejó de gustarme hace muchos años, y de que ya la había visto en concierto, decidí comprar la boleta: igual quería ver a las otras agrupaciones que aparecían en parrilla y además, pensaba en el asunto del apoyo a la cultura local. Fui de los primeras personas en comprarla (para acogerme al descuento del 30% que implementa y hace famoso el evento masivo de la ciudad de Bogotá conocido como “Estereopicnic”, supuestamente organizado por las mismas personas que estaban llevando a cabo este Young Fest). La entrada la adquirí en un bar de la ciudad. Al apresurarme me arriesgue a que todo saliera mal y efectivamente la catástrofe no se hizo esperar. El evento se canceló y esa platica se perdió.
Hace unos días (para ser exacto el lunes 2 de mayo) fui invitado a una cena política. Me destiné al lugar y al pasar por una casa cultural, observé en uno de sus muros un aviso con una publicidad similar a la del evento cancelado. Seguí. Aunque participé del evento la comida se me atoro y salí corriendo del restaurante. No podía dejar de pensar en aquel afiche que prometía lo mismo que el evento abolido. Y algo más. Anunciaba a otras bandas conocidas internacionalmente como Telebit y Superlitio, y otras del ámbito local, como Larvante.
En la casa cultural me encontré con la oficina del organizador. Con el mal genio que me caracteriza hice mi reclamo. De forma muy amable me atendieron. Me comentaron todo lo que había pasado con el festival de Molotov. Para simplificar me entere que a la gente le dio miedo apoyar el evento. Este nuevo espectáculo era para levantar el pasado. Para inyectarle energía y efectivo. O eso era lo que se buscaba. Esa noche salí con boletas para el Young Fest y con la esperanza de que no se perdiera la plata de las entradas compradas en el bar.
De las cosas que alcancé a observar en cuanto a la organización del evento, lo que más me sorprendió es que el programa era el siguiente sábado y yo no había escuchado nada relacionado al respecto. La verdad estoy muy conectado con todo esto. Además, la ciudad de Ibagué es muy pequeña y aquí todo se sabe.
Con la intención de saber cómo marchaban las cosas, el jueves 5 de mayo, tres días después, me acerqué al lugar. Allí también funciona un “delicioso” bar para relajarse y disfrutar de un buen libro. Pedí un té helado. El espacio estaba revolucionado. Personas de diferentes estilos desfilaban por los pasillos. Boletas iban y venían. Risas y entusiasmo en el ambiente. Me acreditaron como periodista en la rueda de prensa para el día siguiente. Pensé que sería muy bueno: podría conocer y entrevistar a personas que admiro.
9 A.M. Otra cosa que me define: la puntualidad. Llegué al lugar pactado. Un lujoso hotel de la ciudad donde nos atendieron como reyes (algo muy curioso es que en ese mismo espacio fue la cena política del lunes). Me llevaron al lugar y acomodaron mis cosas (cámara, trípode, tablet, etc.) y me ofrecieron tinto para esperar la gente. Estábamos al lado de la piscina. Éramos amenizados por unos sonidos electrónicos provenientes de las manos de un singular artista. Se destacaba por su abundante cabellera, su buena altura y su personalidad jovial, muy divertida. Como su música.
Jack n’ Brothas |
Una mezcla cultural de sonidos que me llevaron a varios lugares de Latinoamérica. Los flashes empezaron a estallar en su rostro. Periodistas llegaban. Hasta propuestas para trabajar por la localidad no se hicieron esperar. Dieron comienzo a la rueda de prensa. Se notaba la inexperiencia de la gente en cuanto a estos eventos al hacer las preguntas. No faltó quienes atacaron el festival relacionándolo con el otro. Tenían razón, pero para mí no era el momento. Todo fluyó como se supone debía ser. Después de un rato prudente de preguntas, respuestas, halagos, risas y demás, la cosa terminó. Fuimos llamados a manteles. Nos esperaba una "frijolada": lástima que la mía se cansó de esperar que yo entrevistara a los de Telebit y se agrió. Para el recuerdo me quedaron imágenes que aquí y en futuras entrevistas compartiré.
Rueda de prensa |
Sábado 7 de mayo día del festival. Las puertas se abrían a las 12 del medio dia. Yo llegué a eso de las 11: a.m por aquello de las entrevistas que me faltaban por hacer. Todo estaba andando. A las carreras pero fluía. El organizador estaba cumpliendo. Pero algo llamo fuertemente mi atención. No se veía un solo patrocinador. Salvo por las carpas de Coca-Cola que utilizaban las personas que vendían sus productos, la publicidad era nula. En ese punto me preocupé porque estos espacios son necesarios para la ciudad y si no se apoyan…
Mi inquietud se disipo al escuchar la canción "Sombras" de Telebit. Me la gocé con toda. Estaban cuadrando sonido pero para mí, ello era parte del show que quería gozar. Canté desafinadamente y eso quedó enterrado en una grabación que hice. 10 minutos después se bajaron de tarima, y saludé a la banda como si fuéramos viejos conocidos. Llegó el vehículo que los transportaba y en el aire quedó un “nos vemos al rato”. Yo me quedé alli esperando que ese rato no fuera tan largo.
Pasó un tiempo. La alarma de la estación de bomberos a lo lejos indicaba que era hora de que empezara el show. Al mirar hacia la tarima solo se veían unos ingenieros de sonido revoloteando y algunos instrumentos sin que nadie los hiciera tronar. Mi angustia regresó y se tornó mas fuerte cuando mire hacia la entrada y no se veía una cola de personas agobiadas por el calor y molestas por la tardanza. Ni siquiera se veía alguien preguntando por lo que alli se preparaba. Me acordé de la publicidad. Que lo único que había visto del evento era una anuncio pegado a un muro y un papel que me entregaron acompañando las boletas. Adiós Telebit, Jack n’ Brothas, Superlitio y demas bandas nacionales. Obvio las locales se presentaban. La vitrina estaba excelente.
Sali del lugar para evaluar la situación. No se veía bien. Aproveche para conseguir dos bebidas energizantes. Me tome una y la otra se la lleve al organizador del evento. Al entregársela, en la cara note su molestia, impotencia y tristeza. Se estaba dando cuenta que su sueño se volvía pesadilla. Sabia que lo que se le venia era grave. Yo lo entiendo, ya pase por eso y es muy duro. Difícil darse cuenta que Ibagué es una ciudad en la que solo marchan los eventos en los que la gente va a embriagarse y a escuchar rimas estúpidas que parecen escupidas por pequeños “descalsurriados” misóginos. Me agradeció la bebida. Siguió en lo suyo, no podía dejar hundir el barco.
Luego de recorrer el pequeño bazar montado para el festival y al cabo de 2 horas, el sonido del escenario empezo a retumbar. La primera banda local se presentaba: "Mad Time". Un buen espectáculo de apertura para un escaso publico. Los integrantes la dejaron toda. Cantaron, tocaron y saltaron. Las cosas mejoraban. Nocsus , Coxmos y Larvante hicieron lo propio. Cada una con un show mejor que el anterior. La asistencia todavía era irrisoria. No habían mas de 100 personas. Los rumores se empezaron a escuchar. El acontecimiento era un fracaso. Uno de los susurros que mas me sorprendió pero que a la vez me dio esperanza era el que mencionaba que la gente no venia a ver bandas locales y que llegaban tarde para ver las nacionales. Eso es una mierda. Qué falta de respeto. Pero en el peor de los casos ojala sea así. Estos espacios se necesitan. Si esto funciona nuevas bandas le apostaran a “la capital musical”, epíteto con el que es conocida nacionalmente la ciudad de Ibagué.
Mad Time |
Coxmos |
La Eskina del Barrio |
“La fe es lo último que se pierde”: otro aforismo del que nos pegamos los que creemos en causas perdidas. Esto se sostuvo con la presentación de las bandas Acme y Crew y La Eskina del barrio. Sobre todo con la revelación de esta última. Teatralidad y fuerza en escena acompañados de belleza. En este lapso de tiempo llegaron varias camionetas con las bandas nacionales. Parecía que las condiciones mejoraban. Los músicos daban vueltas detrás del escenario. Se asomaban y nos observaban. Al publico. A los 100 que todavía estábamos. ¡Plop! como la onomatopeya de Condorito. Ahora sí todo se acabó.
A la tarima voló DJ Missil con toda su parafernalia. Su colectivo Jack n’ Brothas nos estalló la cabeza. Sus sonidos trasladaron la pequeña afluencia a un Black and White, a un Tomorrowland (festivales multiculturales con sonidos electrónicos). Qué bueno verlos en tarima; y lo mejor, haber compartido con ellos (otra de las entrevistas a publicar). Qué espectáculo. Si. Muy bueno pero no sirvió para nada. De un momento a otro. Así como llegaron las bandas se despidieron. Como decimos aquí: “No quedó si no el polvero” y fue literal, porque al salir con tanta prisa eso fue lo que se vio. El colectivo bajo del escenario. Las luces se hicieron plenas. La gente se enfadó. El organizador no se hizo esperar y valientemente salio al escenario. Cuando digo valiente es porque es así. ¿Cuántos conciertos de otros géneros se han quebrado y sus organizadores se han volado con la plata? Muchos. En las emisoras radiales “serias” colombianas eso se discute a diario. La gente se queja sin encontrar respuesta. Para corroborar lo que aquí digo, pueden investigar los conciertos cancelados de estrellas mexicanas en Boyacá y Cartagena. Eso es mas normal de lo que se piensa y no con eso disculpo al organizador del Young Fest. Esta claro que él debió aterrizarlo mejor. Con una o dos bandas nacionales invitadas de pronto el presupuesto que tenia le hubiese bastado. Uno no se puede confiar en la venta de entradas de un evento para poder cancelar las deudas adquiridas por el mismo. Mucho menos para pagarle con eso a las bandas 10 minutos antes de subir al escenario. Yo me pregunto como se le mide una persona a cumplir con una programación de estas, sin tener si quiera un patrocinador. Sin invadir la ciudad con entrevistas, afiches, flyers, aunque sea perifoneo como en los pequeños pueblos. Indago como este mismo individuo cayó en la misma situación dos y parece que hasta tres veces. Será que no aprende de sus errores o que más bien, como él me dijo en alguna oportunidad: “quiero cumplirle a Ibagué con lo prometido”. ¿Esto lo hará un hombre responsable? ¿Lo destacara como un ser comprometido? ¿Será querer sacar la ciudad del atraso?. Me parece que eso es más propio de un soñador y está claro que soñar es para la cama y de vez en cuando para el asiento de un bus. Sin plata o sin quienes la faciliten, difícilmente se llega lejos.
Lo que le admiro al hombre es su valor para pararse al frente y dejar que la gente lo insulte, lo amenace y que se exponga a que un osado le dé un puño en la cara. Le admiro que el montaje del programa tuvo un costo de 40.000.000 de pesos colombianos, sin el apoyo de un solo sponsor. Y que eso se reflejó en lo digno que tuvo la experiencia del evento. Seamos realistas: un sonido bueno como ese que él trajo para un concierto decente de su estilo, en la parte mas cercana que se tiene es en la ciudad de Girardot: un pequeño paraíso a 2 horas de esta localidad, en el que están acostumbrados a variadas y frecuentes presentaciones. Le admiro que quiere poner la cara en cuanto a lo del evento de Molotov. Es un empresario de la región que se atrevió a creer. Le admiro que regalara tanto pase. Pero es lógico. Quería congraciarse con su público. Con los mismos que le gritaron LADRÓN, los que gruñían y exigían la devolución de sus dineros. Los mismos 100 que fueron al evento de los cuales solo 30 pagaron las boletas.
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