“IT”/ ANDRES MUSCHIETTI / 2017 / 135´ / CANADÁ-EE.UU / CLASIFICACIÓN: +16 / TERROR CONTÉMPORANEO / ***
“Las comparaciones que se hacen de ingenio a ingenio, de valor a valor, de hermosura a hermosura y de linaje a linaje son siempre odiosas y mal recibidas”
(Miguel de Cervantes).
Por Herbert Neutra
herbertneutra@icloud.com
Debemos agradecerle al argentino Andres Muschietti porque su segunda incursión cinematográfica es una recuperación muy original y divertida de todo el barroquismo y el imaginario monstruoso que caracterizó al cine de terror de finales de la década de los ochenta; Muschietti no conoce modales, y se atreve a re-diseñar el universo truculento detrás de “IT”; todos sus engendros y los ataques del payaso bailarín son provocadores, afilados, dantescos, ácidos y muy entretenidos. Cuando se trata de sacudir al espectador, el argentino ejecuta con precisión, saltamos como palomitas en el fogón, se obtiene el efecto y en ningún momento se nos arrastra a la parodia; fue el paroxismo gráfico el que marcó la decadencia de muchos filmes de horror de hace unos treinta años y el que obligó al género, ya en los noventa, a buscar formas y maneras más limpias a la hora de coreografiar la aversión y el miedo.
Sin embargo, cuando ese mismo director incursiona en el drama, cuando pretende examinar con lupa psicológica tanto a sus personajes como a la disímil adolescencia o simplemente, quiere juntar el resto de elementos necesarios para que la realidad y el tiempo de Derry Maine funcionen en una película de más de dos horas, desfallece, se queda corto.
No lo tuvo nada fácil, “IT” - “El Coso”, “Esa Madre” ó “La Wea” -títulos usados dependiendo del país y del mercado en el que me leas- es otra novela del tantas veces adaptado, siempre rentable y algo subestimado Stephen King. “Eso”, el nombre más literal en castellano, ya había conocido una adaptación a la pantalla chica (Lee Wallace; ABC 1990) apoyada en el registro espeluznante aunque natural de Tim Curry como Pennywise, y en un casting con dejo perturbado, que convencieron tanto al público como a la crítica con una puesta en escena onírica y surrealista.
En la versión de 2017 Muschietti peca de tímido y de superficial, se le siente más cómodo con la sangre, el espectáculo y el trastorno y se limita a calcar diálogos, estilos, situaciones y caracteres: bien de la película anterior, bien de otras adaptaciones de King (“Stand by Me”, Reiner, 1986) y en mayor medida de la aclamada serie de Netflix “Strange Things”, un producto del que el director sólo se logra diferenciar gracias a la interpretación y el papel encargado al joven Finn Wolfhard (Mike/Richie) posiblemente el otro gran aporte de su película.
Las nuevas generaciones que tienen por primera vez contacto con “IT” a través del trabajo de Muschietti, saldrán más que satisfechas y seguramente la encumbren como su película de terror del año, o incluso, inauguren a su manera un nuevo culto. A la fecha la cinta, primera de dos entregas, ha recaudado más de 150 millones de dólares de una inversión de 35).
A todos los demás, a los que tuvimos la dicha/desgracia de entrar en contacto con su contenido con anterioridad en otros formatos, nos parecerá otra buena película de sustos, de esas para pasar el rato pero que no te mandan a la cama ni chalado ni ansioso. Ya poco nada o nadie nos asusta, nada nos gusta, nos amargamos con facilidad, nos hicimos viejos.
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