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Fotografía de John Baldessari |
Por Herbert Neutra
herbertneutra@icloud.com
En “Mystifying Movies: Fads & amp; Fallacies in Contemporary Film Theory (1988, Columbia University press), el ahora prestigioso filósofo del arte Nöel Carroll, despedazaba con una impecable argumentación todas las mentiras, la falsa ciencia y las aspiraciones “pluri-abarcantes” de los considerados en su momento paradigmas y pesos pesados de la teoría del cine. Pasaba que hace ya casi treinta años se bebía en las universidades y en las facultades de humanidades y bellas artes anglosajonas un cóctel peligroso que incluía entre otros al psicoanálisis lacaniano, al marxismo althusseriano y las pretensiosas maneras semióticas cortesía del infame Roland Barthes. En la conclusión de su libro, Carroll proponía la desmantelación de estas teorías, porque reducían la investigación y el análisis cinematográfico a la repetición de slogans, pastiches, códigos narratólogicos, patologías mentales y manipulación ideológica. Adicionalmente invitaba a diseñar desde cero un marco teórico que permitiera comprender la complejidad del séptimo arte más allá del texto, el consumo y el discurso, considerando que el cine fue, es y será, fundamentalmente, una experiencia cognitiva, emotiva y fisiológica y NO un mecanismo de control mental de la oscura industria cultural.
A pesar de que en pleno 2018 es fácil hacerse de forma oficial o ilegal con cualquier copia de un libro de Carroll, desconcierta la manera en que la crítica cinematográfica latinoamericana no solo ha pasado por alto estos aportes, sino que sigue volviendo sobre los mismos lugares comunes, despreciando con una argumentación caduca el valor estético de muchos de los filmes que pasan por sus brillantes y aventajadas mentes y plumas. El año que recién terminó, los mandé a la chingada, y me dediqué a aprovechar las promociones de mi tarjeta de descuentos del Cineplex, a quemar las cortesías que tuve a mano, pero sobre todo, a integrarme con el público “menos ilustrado”, aquel que busca entretenimiento y buen rato en las salas de proyección. Como resultado, dejo a consideración este conjunto de títulos que valen por sí solos, no solo como evidencia de la evolución de la cinematografía, sino como muestra de la incapacidad del aspirante a Phd en mamadas y su defensa de un marco teórico que hace rato debería considerarse como un aborto para la historia de las ideas.
Presento en orden ascendente, los que, en mi opinión y en el comentario de muchos espectadores de a pie, son los mejores largometrajes del año que acaba de finalizar, películas que estimularon el corazón y el cerebro de quienes realmente fueron a verlas, a tiempo que activaron la metástasis en las afectadas anatomías de muchos intelectuales que las despreciaron por no contar con una gran historia, celebrar la frivolidad del entretenimiento o reproducir los estereotipos de la opresión judeo-cristiana-capitalista-heteropatriarcal del perverso occidente.
COCO / ADRIAN MOLINA Y LEE UNKRICH
Lo último de Pixar es una celebración ingeniosa y milimétrica de una de las tradiciones más hermosas de la siempre colorida y optimista cultura mexicana; muchos académicos locales, invocando el manido chauvinismo se ofendieron, porque la gran fabrica “gringa” de sueños que es Disney, supo capturar sin muchos rodeos y con una técnica majestuosa, la esencia de su idiosincracia, volviendo sobre un tema tratado muchas veces en la historia del cine: aquel de la pérdida de aquellos que más queremos y la manera como los conservamos vivos . “Coco” no será la mejor película de Pixar pero sí un filme que conmovió al mundo con la mejor cara de un país que por momentos subestima su grandeza.
GET OUT / JORDAN PEELE
Posiblemente el mejor largometraje de terror que se proyectó el año anterior, la puesta en escena sardónica pero realista de Peele va sobre las buenas intenciones del progresismo americano para con las “minorías oprimidas”; el comediante remplaza la plantación de algodón y a los encapuchados del KKK por una casa campestre custodiada por nobles demócratas, y al final puso a muchos a dudar sobre las bondades de gente como B. Sanders y a otros a sudar frío con frases tan escalofriantes como: “Es una lastima que no pueda votar a Obama para un tercer mandato”.
STAR WARS: THE LAST JEDI / RIAN JOHNSON
Nadie esperaba que Johnson (Looper, 2012) convirtiera esta nueva entrega en una de las mejores películas de la legendaria saga. Rian logra el equilibrio entre la mesura y la espectacularidad, saca todo el provecho de la mezcla en Dolby Atmos y reta los reflejos del espectador en varias secuencias y batallas que pasarán a la historia: bien por su cuidada coreografía, bien por el tono espiritual y enigmático que suponen, o por cierta ironía que no cae jamás en la parodia. No faltaron en contra “niños rata revisionistas” que se niegan a aceptar que el universo de Star Wars es tan extenso y abierto que ya no sabe de nostalgias, coherencia narrativa o una supuesta “corrección política”. El futuro de la galaxia aun depende de lo mismo: Kylo Ren y Rey no son más que dos energías contradictorias y complementarias, que, como hombre y mujer, tarde o temprano tendrán que juntarse por el bien y la continuidad de la fuerza.
THE SHAPE OF THE WATER / GUILLERMO DEL TORO
Del Toro sabe como pocos - tal vez solo como Tim Burton, de quien es, por cierto, su relevo generacional- llevar al celuloide todas sus aficiones, sensibilidad infantil y gustos por el cine underground, de culto, los cómics y la literatura fantástica, entre otros, para materializarlos en contextos históricos plausibles que le permiten vender un sello inconfundible. Utilizando el escenario de la guerra fría ha filmado otro elocuente y bizarro cuento de hadas: en esta oportunidad vemos a Elisa (Sally Hawkins), una mujer poco agraciada, con una vida caracterizada por el aislamiento y silencio, a quien para colmo, la ha "dejado el tren". Sin embargo, pronto y de una manera inusual, conocerá a la que podría ser su última oportunidad de felicidad. “The Shape of the Water” tocará las fibras del espectador con su tono sombrío y elegante. El director tapatío invoca formas clásicas en el encuadre y rinde tributo al mejor cine silente, se concentra en adentrarnos en un romance anfibio, mudo e imposible, en el que los amantes a falta de oxigeno, cambiaran las palabras y argumentos por besos, gestos y caricias. Nada más hay aquí y me parece que ya es suficiente; favor abstenerse de ridículos estudios sociológicos y de identidad de genero, no olviden que la clasificación dice: Terror-Fantasía-Ciencia Ficción.
UNA MUJER FANTÁSTICA / SEBASTIAN LELIO
La película de Lelio no solo es la confirmación del gran momento por el que pasa el cine chileno; también es una obra cargada de momentos descaradamente kitch,una sensibilidad ácida impregnada de giros que le deben mucho tanto a Almodóvar como a Hitchcock, y una muestra muy original de la lucha que Marina debe enfrentar ante el mundo, sin refugiarse en el discurso barato y obvio de la segregación que tantos sueños húmedos provoca a la izquierda. La admirable interpretación de Daniela Vega conmueve: más difícil que ser mujer es ser hombre y más complicado insistir en ser una "mujer fantástica" inventada por un hombre.
BABY DRIVER / EDGAR WRIGHT
Este recomendable título tiene todos los elementos necesarios para ganarse el desprecio del crítico que lee más de lo que ve: Impresionantes escenas de acción, una banda sonora que engancha y sirve de columna vertebral a la cantidad de plomo que se dispara, excelentes representantes del sexo femenino y una historia de amor idílica y ridícula en los días de la “brecha salarial”. Wright llega mucho más lejos que Tarantino a la hora de juntar recortes y referencias cinéfilas, porque no presume de erudición ni abusa del metraje; más bien se concentra en la captura de las situaciones desde ángulos originales y en llevar a la sala de post-producción suficientes argumentos para obtener una película que se resiste a cualquier interpretación que quiera seguir utilizando conceptos como “diégesis” o metáfora.
LOVELESS / ANDREI ZVYAGINTSEV
Zvyagintsev se consagra como el director ruso más importante de las últimas dos décadas, esta podría ser fácilmente su mejor película en una filmografía que merece toda la atención ( “The Return”, 2003; “The Banishment”, 2007; Elena, 2011; “Leviathan”, 2014). Nuevamente el autor nos cautiva puliendo un estilo deudor de la poderosa escultura cinemática de Andrey Tarkovsky y la mirada desposeída y existencialista de Krzysztof Kieslowski, otra vez tenemos a heróes y villanos arrojados a un mundo al que Dios da la espalda y en el que las relaciones humanas se congelan a favor del consumismo y la vida material, un comentario para nada alejado de un contexto como el que el autor examina: la Rusia del post-comunismo donde la erosión moral y la falta de empatía de sus habitantes es el único credo que se profesa.
VISAGES-VILLAGES / AGNES VARDA- JR
La aclamada documentalista octogenaria Agnes Varda no se conforma con su reconocimiento como figura clave de la Nouvelle Vague, y aúna fuerzas con el famoso fotógrafo JR para embarcarse en un viaje por la Francia más profunda y olvidada. "Visages, Villages" termina recobrando el valor, la funcionalidad y la utilidad del que-hacer artístico. Varda y JR, sin proponérselo, terminan produciendo una obra maestra, en la que las historias cotidianas de la gente ordinaria, la arquitectura y el paisaje con el que se van topando y un original sentido del humor, nos devuelven la esperanza en la humanidad y en la vida. Un Documental Monumental que debe su calidad al tono personal y directo con el que se ha elaborado.
LADY BIRD / GRETA GERWIG
Saoirse Ronan lo ha vuelto a hacer: se ha metido en los poros de una mujer confundida dando cuerpo ahora de forma magistral a los conflictos de una adolescente que debe plantar cara a una existencia monótona y sin perspectiva en la Sacramento de inicios de este siglo. “Lady Bird” es el debut en la dirección de Gerwig y además, es esa típica película pequeña e independiente que se hace grande al mostrarnos la belleza que entrañan las cosas sencillas. Para el comentarista cosmopolita pasará desapercibida, para todos aquellos que venimos de pueblos chicos e infiernos grandes, podría funcionar como un manifiesto.
CALL ME BY YOUR NAME / LUCA GUADAGNINO
La sinopsis que se promociona esta película la hemos leído desde los “Dialogos” de Platón, y es la fantasía de todo profesor universitario con gustos alternativos: Hombre maduro, con saludable posición económica y bien educado, que aspira a un doctorado, termina prendado por la jovialidad, la inteligencia y la belleza de un muchacho que se espontáneamente se ofrece como su aprendiz, su musa y todo lo que el calor del verano le provoque. ¿Cuál es el aporte de Guadagnino entonces? Es confeccionar todo el proceso en el que dicha atracción se condensa, explotando cada fotograma, cada linea de diálogo y cada encuentro entre ambos personajes, excitando nuestra pupila con una paleta vivida de colores, empleando acertadamente la música y preocupándose por capturar las rugosidades, las texturas y el calor de los cuerpos envueltos en la conquista. Hay tanto ritmo y sensualidad en "Call me by your name" que hasta el Señor de botas y sombrero que se equivocó de sala en su estreno en el reciente Festival de Morelia, terminó aplaudiendo en los créditos, hechizado por este descarnado tributo a las emociones.
DUNKIRK / CHRISTOPHER NOLAN
¿Es “Dunkirk” la mejor película de 2017? SÍ y desde ya hay que aceptar que es un gran logro cinematográfico, un clásico instantáneo del cine bélico que sobrevivirá mucho mejor al paso del tiempo que las pobres recreaciones que en décadas anteriores se intentaron sobre la intrépida misión de rescate de las tropas británicas -y de uno que otro francés y canadiense colado- de las costas galas, como resultado de la implacable avanzada del ejercito alemán durante la segunda guerra mundial. Nolan nos mete en la panza de la bestia desde el principio, no le interesa la rigurosidad histórica, ni los detalles sobre el suceso, ya que para eso existen buenos libros; el filme no va de explicar con muchos diálogos, va sobre ejecutar de manera impecable el infierno de la guerra y la intensidad de quienes la vivieron; en dicho sentido también la punzante partitura de Hans Zimmer aporta bastante. A Nolan no le interesa la “coherencia narrativa” porque no subestima al espectador, lo de él son los viajes en el tiempo y la fragmentación de la memoria, utilizando, como nos tiene acostumbrados, varios caminos, sin que esto suponga necesariamente la incongruencia. Christopher sabe que el arte cinematográfico recurre a los sentidos para potencializar la experiencia, ya que él es un perfeccionista como Kubrick, y si fue obstinado y filmó en IMAX de 70 mm, debe ser porque el 25 % de pantalla adicional SÍ importa.
En "Dunkirk" no hay nada de discursos, nada de un examen detenido sobre la psique de cada personaje -aunque sin buscarlo Nolan lo logre-, nada de estacionarse en denunciar y demonizar al adversario ni de glorificar a la victima, nada de llenar la pantalla con judíos llorando con sus brazaletes de estrellas de seis puntas y nada de Nazis con sus esvásticas escupiendo fuego: es la guerra y el enemigo nos ha arrinconado, hay que salvar a la mayor cantidad de soldados que se pueda, he aquí la única premisa. En contra de "Dunkirk" no faltaron los más tarados que se ofendieron porque la mujer no estaba adecuadamente representada, porque no había suficientes minorías o porque al final el “triunfo” del ejercito británico y las palabras que oficialmente profirió Wiston Churchill llamando a toda Britania a no rendirse, tenían un tono propagandístico que justificaría el reciente Brexit y toda la maldad del imperio británico por siglos. Para todos estos avezados comentaristas estaría mejor un fin de semana de entrenamiento militar. Dunkirk será ignorada en la próxima entrega de los Oscars, no solo porque se estrenó en Verano, sino porque no ofrece nada útil a la agenda hollywoodense, y es que en un mundo tan ginocéntrico como el actual ¿a quién le pueden importar un montón de hombres blancos luchando por la libertad de una nación? más trendy es encender velas, cantar "Imagine" y agarrarse de las manos.
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