RIVAL CONSOLES / "PERSONA"/ 58 ´/ NEO-ELECTRO / EXPERIMENTAL / ERASED TAPE RECORDS / 2018/ ****1/2
Por Herbert Neutra
herbertneutra@icloud.com
Descansa en los hombros del músico de Leicester, Ryan Lee West (aka Rival Consoles) la enorme responsabilidad de ofrecerle a nuestros oídos un equivalente sonoro del fragmentado, complicado y bi-polar filme “Persona” (I. Bergman, 1966). Seamos honestos: esta misión es pretenciosa e inalcanzable, sobre todo si se considera toda la influencia que aquel thriller sicológico disfuncional de pulsión lésbica y de monólogos bizarros y muchas elipsis mudas legó al arte cinematográfico. ¡Qué cosas!, pero el detalle, no obstante, es coqueto, se agradece y es la intención la que cuenta.
“Persona”, el disco, no es una obra maestra pero sí es de lejos la mejor grabación de Lee West; por lo menos comparte con la película del genio sueco su intento por arrastrarnos a una experiencia de corte surrealista, pulsando en nuestro subconsciente, a su vez presentándonos muchas aristas, aunque finalmente no es tan inusual o raro como la pieza a la que rinde tributo, y a la larga resulta mucho más digerible e inteligible.
En su cuarto larga duración el británico encuentra su identidad. Después de varios intentos en el dance y el IDM confrontando tecnología análoga, manipulaciones de instrumentos acústicos y el uso de pedales para configurar capas, a Rival Consoles finalmente se le siente cómodo acercándose a una música abstracta e intuitiva que invita al oyente más a ensimismarse y menos a bailar.
Cortes como “Rest”, “Untravel” o “Dreamers Wake” son puro ambient etéreo que conecta con nuestro costado más espiritual y trascendente, mientras que en otros tracks como “Hidden” o “Persona” no abandonamos la pista de la discoteca después de todo. Por otro lado, “Be Kind” resalta por su naturaleza improvisada del mismo modo que “Fragment” lo hace por su descarado minimalismo; y en ese orden “Sun´s Abandon” por su confesión dream-pop mientras que “Phantom Grip” reluce por su eclecticismo.
Rival Consoles ha prensado un disco que se disfruta sin esfuerzos mientras contemplamos sin compromiso; Lee West ha cocinado un banquete en el que ningún platillo desmerece y al que por cualquier lado es posible entrarle; puede que resulte menos vanguardista que el imposible experimento de Bergman, pero venga, que la vida es corta y lo que hay son maneras de desdoblarse.
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