Frank Mauricio Durán es un escritor colombiano nacido en la ciudad de Ibagué, departamento del Tolima. Entre otras participaciones, ha integrado la Red de Escritura Creativa (Relata) del Ministerio se Cultura, fue asistente al Taller Relata (2006) dirigido por César Pérez Pinzón y también asistió al Taller Relata (2007) dirigido por Libardo Vargas Celemín.
Entre diversos libros de autoría compartida, ha sido publicado en la Antología de Cuentistas Inéditos (2010) Colección Soledad Rengifo, en la Antología Relata: Cuento y Poesía (2012), y en la colección Mapas Rotos, Antología del Taller Relata Literatura de Ibagué (2012).
En el año de 2015 fue el ganador del Premio de Cuento Hugo Ruiz Rojas en Ibagué con el libro Álbum de Quimeras. En el 2019 fue finalista del Premio Nacional de Cuento La Cueva.
Se ha desempeñado como director del Taller de Novela Gráfica Artífices, del Banco de la República en la ciudad de Ibagué (2019) y en la población de Honda (2020).
Reino de las espinas es el más reciente poemario del autor. Obtuvo en 2020 el Premio de Poesía Juan Lozano y Lozano, del Portafolio de estímulos artísticos y culturales de Ibagué. A continuación ofrecemos algunos poemas de este libro, un texto reflexivo del poeta y escritor colombiano Daniel Padilla Serrato y un enlace para descargar libremente el poemario.
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LA GEOGRAFÍA DE LAS TINIEBLAS
Por Daniel Padilla Serrato
Los sonámbulos marchamos
A través de la geografía
De las tinieblas.
Frank M. Durán
La poesía, entre tantas definiciones e intentos sentenciosos por atraparla, es también un gesto de generosidad. El poeta ofrenda la sangre de sus cuencas más secretas a las potestades del Día y de la Noche y nos ofrece un mundo y una posibilidad. Estos alcanzan su realización cuando el creador siembra silencios en su solitario campo de labranza, que también es monasterio donde se niegan con desdén las efímeras veleidades de la “realidad”, pues “cultivar una voz corresponde a la ruina propia”. No hay ambición más grande e inalcanzable. Allí, en ese espacio desolado el tiempo se convierte en tinta para soñar los nombres de la noche. Tal es la naturaleza de su exigencia espiritual.
Por eso, Reino de las Espinas no es sólo una maravillosa colección de poemas, sino una geografía interior donde ocurren luminosos desgarramientos. Este Reino por el que cruzan seres de ensueño ataviados con cáscaras de avellanas, hojas de trébol y telarañas, es además la configuración de un imaginario cuya existencia dora sus alas gracias al gran crisol del lenguaje. ¿Qué mezcla de pigmentos es capaz de trazar la cartografía de este paisaje? El más rojo de los frutos del pecho, los ojos en blanco del sonámbulo, la transparente belleza del silencio, el vinagre del estío.
Podemos atisbar entre la llovizna, el musgo y los hongos de color azafrán, los senderos donde personajes de otros universos ―de otras Gestas― dejan a su paso la visión de un poema junto a la corteza hendida de un ciprés. Hallamos magia ante este sugerente e incesante nombrar el florecimiento de lo invisible, liberado por la palabra de los grandes y viejos sueños. A medida que avanzamos, Reino de las espinas es una casa que respira y observa, susurra, se vuelve cuerpo en deterioro merced a los elementos, sacrificio y reflejo. La casa se (nos) disuelve y devuelve su mirada desde las grietas, la humedad, los leños podridos. Con sus manos etéreas construye altares para la derrota. Entonces somos interrogados por las preguntas metafísicas del olvido, la renuncia, la espera.
Reino de las Espinas es un libro raro, tallado por un temperamento melancólico que persevera en la consumación de un discreto y olvidado ritual: la paciente escritura. No encontramos en sus páginas la confesión exhibicionista o la facilidad narcisa de las modas de siempre. Todo lo contrario: un cortejo de seres fruto de una rigurosa pero silente imaginación nos invita a partir hacia el piélago de los soñadores. Sólo allí podremos ser reales. Ojalá todos pudiéramos acompañarlos en ese viaje alucinado en busca de un profundo y mucho más cierto despertar. Acaso también nos encontremos con ese “ardor que permanece y que llaman alma”.
No es común presenciar el nacimiento de una obra de factura impecable, alejada de los ruidos de protagonismos o vanidades. Reino de las espinas es el testimonio de una labor silenciosa, paciente, solitaria y esforzada, signada por la necesidad de belleza en medio de un entorno artificial, que deshumaniza con su profusión de basura y escombros. Al leerlo recuperamos la inocencia y el sentido mágico que yace latente en nuestro interior. Recuperamos nuestra infancia y nuestra capacidad para soñar. Estamos ante un gran libro de Poesía.

Hombre con Tinaja - Cesáreo Bernaldo de Quirós
A través de la geografía
De las tinieblas.
En las riberas de la vigilia
Y el sueño,
Como un barquero
Sin lumbrera en su camino,
Ahuecados en las manos,
Cargamos cuencos
Que destilan la sangre tibia
De los delirios.
Nuestra subsistencia entre el sueño y la vigilia
Es un arrastrar de pies
Un mascullar de rezos
Un errar de huérfanos.
Llegamos ante el Trono.
A su alrededor,
Miles de cuencos rotos,
Palpitantes.
Dejémoslos allí
Y neguemos el retorno.
Sigamos las estrictas leyes
De la Tradición.
Esperemos que la lluvia
De un diluvio nos deshaga.
Ya lo más secreto de nosotros
Ha sido ofrendado
A las Potestades del Día y de la Noche.
Reino de las espinas
Frank Mauricio Durán
PEREGRINAJE
A través de la geografía
De las tinieblas.
En las riberas de la vigilia
Y el sueño,
Como un barquero
Sin lumbrera en su camino,
Ahuecados en las manos,
Cargamos cuencos
Que destilan la sangre tibia
De los delirios.
Nuestra subsistencia entre el sueño y la vigilia
Es un arrastrar de pies
Un mascullar de rezos
Un errar de huérfanos.
Llegamos ante el Trono.
A su alrededor,
Miles de cuencos rotos,
Palpitantes.
Dejémoslos allí
Y neguemos el retorno.
Sigamos las estrictas leyes
De la Tradición.
De un diluvio nos deshaga.
Ya lo más secreto de nosotros
Ha sido ofrendado
A las Potestades del Día y de la Noche.
HIJO DE LA COLISIÓN
Cada vez me acuesto más tarde,
Cuando noche y día
Se encuentran.
En duermevela
Sé que la piel es un invento
Para ocultar que somos brisa
Que se va con el anhelo de los viernes
Con los desvelos del amor
Con el artificio de los sueños.
La brisa retorna,
Cansada y ya marchita,
En las treguas
Del olvido.
LEJANA TREGUA
El crepúsculo concilia
Una de las más antiguas
Contiendas:
El sacramento del día
Contra la noche.
En la breve eternidad
Del armisticio,
Yo sigo registrando
Aquella cuenta de agravios.
Entre letargos y desvelos,
Soy el último de sus soldados
Soy testigo y rehén,
Sé que esto tardará tiempo.
LA CITA
Diles que no me sacaste a bailar
En el Gran salón de las luces
Diles
Desde un rincón me mirabas
Mientras distraídamente
Acariciabas tus cabellos.
Ninguna noche, es más
Solitaria que la nuestra.
Si te dijera que hoy
Solo eres como el sol
Que al despertar borra
La estela de la luna, ¿qué dirías?
¿Qué harías?
¿Me dejarías con la mano extendida
Hacia tu oscura majestad?
SERES INCOMPLETOS
I.
Dijo el Padre antes de enviarlo:
Si los hombres son como son,
Hacen lo que hacen,
Y tú te has hecho hombre
Por voluntad mía,
No para salvar
Sino para exhumar mi añosa culpa,
Entonces Yo qué soy.
¿Crees saber el Gran Misterio?
Escancia de tu pecho
El vinagre del estío.
Muere sin odiar,
No me juzgues, Hijo mío:
Recuerda que el Puño
Que comprime soles
También teje la forma de la flor.
II.
Son un tronar de cascadas
Tu victoria y tu paz.
Duelen en mis huesos
Mis dientes
Mis cabellos.
Padre
Lo que siento es algo que no muere Aquí.
Palpita.
Hiela.
Es la razón de ser.
La Única Ley
Cuyo sello
Romperé una y otra vez
Soñando que me ayudas
A empujar la piedra
De la Resurrección.
Escucha:
Yo también dormiré
Y despertaré el día
Que requieran a los muertos,
No para juzgarlos
Sino para celebrarlos.
JAULA
Pájaro condenado
A su fuga
Libertad lejana
Del espejo.
En su pecho un engranaje
No para de susurrar
Sombríos cantos.
RENUNCIA
Qué puede hacer mi poesía
Contra el canto de aves desveladas
Contra el toque de carga de los lobos
Contra la geometría
De las ranas sobre los estanques…
Antiguos ellos.
Y leídos y atentos.
Leyeron en las nervaduras de las hojas
Escucharon las épicas baladas
Dibujaron en pizarras diáfanas.
Siendo así
Mejor es que las amapolas
Adormezcan mis sentidos
Mientras las madreselvas
Estrangulan mi cuerpo.
SÁTIRO
El espejo donde la luna
Se contempla las heridas,
Causadas por tantos
Ofrecimientos,
Es donde el enamorado
Quiebra las siringas y
Escucha la feroz cantinela
De su sangre.
FLOR DE INVIERNO
Coge mi mano, que estoy herido,
Dijo el Pájaro de las serenatas y de los recados.
Y la rosa blanca le aferró la mano,
Y cuando el ángel descendió,
La rosa tenía puesto
Su vestido rojo.
Antes de ascender
Le dijo el ángel:
Ama siempre tu cicatriz
Acuéstate a contemplarla
Repásala con tus dedos
Para que no muera nunca.
Mas la rosa se marchó
Al ballet de vientos y de escarchas.
RECOLECTORA DE BAYAS
No le teme a los lobos y los ogros.
Al silencio del bosque.
A la distancia que ha marcado
Entre ella y el pueblo.
Todavía no llena el canasto
Y se avecina la noche.
Qué importa, dice,
Alza los hombros
Y sigue su labor
Mientras canta su aria
En el ocaso.
La noche es escondite,
Y la calidez,
La llama de su tímido
Y ermitaño corazón.
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Enlace para libre descarga del poemario completo:
Poderosa publicación y palabras de Daniel Padilla Serrato. La poesía de Frank Mauricio Durán es resultado de una honda pregunta por la palabra y del cuidado selecto de la misma.
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