Por David M. Houghton y Leonardo Mora
“La tiranía de un individuo es preferible al
despotismo de la ley, porque el tirano es vulnerable y la ley incorpórea.”
despotismo de la ley, porque el tirano es vulnerable y la ley incorpórea.”
“El hombre en ciertas épocas no ostenta más indicio de su capacidad de grandeza
que su capacidad inversa de actos aberrantes y perversos.”
que su capacidad inversa de actos aberrantes y perversos.”
Nicolás Gómez Davila, Escolios a un texto implícito.
La sociedad, regodeándose en sus contradicciones morales, ha optado casi siempre por condenar y sojuzgar a aquellos seres que infringen de alguna manera los códigos de conducta, relegándolos cual si fueran expresiones de las más oscuras patologías, olvidando casi siempre que todas estas acciones y estilos de vida repudiados son resultado directo de la perversidad aún mayor de aquellos que hipócritamente condenan. El arte, como única expresión a la que le ha sido conferida la capacidad de develar, por vía estética, los más inextricables rincones de la consciencia humana, ha hecho de este tema una constante materia de reflexión: El Monsieur Verdoux de Chaplin, El Frankestein de Mary Shelley (llevado a la pantalla por James Whale), las contundentes figuras literarias de Stavogrin, Raskolnikov e Ivan Karamazov o los celebres asesinos de A Sangre Fría, componen un extenso sumario de personajes de ficción que se han visto enfrentados a la obtusa y severa influencia de la doble moral que siempre ha poblado la consciencia de las masas.
M. El vampiro de Dusseldorf, pieza clave dentro de la historia del la cinematografía y por ende de la cultura, plantea con magistral dominio este álgido conflicto. Anticipándose a las técnicas narrativas del cine negro, y ubicándose como obra de transición entre la etapa expresionista de Fritz Lang y su cuestionada incursión en Hollywood, este filme es ahora considerado como una influencia decisiva en lo que hoy se denomina cine de autor. Inspirado en el caso del asesino que convulsionó durante meses a Alemania, M. inaugura muchos de los recursos técnicos que poblarían obras postreras como las de Hitchcock, Godard o Buñuel.
Atmosferas urbanas oscuras, impresionantes secuencias que capturan la histeria desatada por el asesino de niños a la vez que transmiten al espectador el vaivén irreflexivo de las masas atemorizadas, un guión solido y preciso (a cargo de su esposa de entonces Thea Von Harbou), la brillante actuación del célebre Peter Lorre y un manejo acertado de una temática profunda y polémica, son elementos que configuran un todo estético de vastos alcances cinematográficos.
Filme más que idóneo para conjurar el halo de hipocresia moral que se cierne sobre Colombia, M. es una obra que debe ser apreciada por todo mortal que se precie de buscar con algún esmero la trascendencia espiritual, asumiendo la compleja tarea que entraña comprender antes que juzgar.
muy buena critica, nos deja pensando mucho en algunas de las cosas que vemos hoy en día y deja mucho que desear de lo que se exhibe en las salas de cine actualmente
ResponderEliminarSi! M es una gran película no sólo por que es muy influyente sino también porque es de ese tipo de obras de arte que te sacuden... después de esto es imposible condescender a soportar hora y media de Julia Roberts en un viaje de autodescubrimiento personal... Bienvenido.. (D.M.H)
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