Por William Medina
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La vida humana misma puede ser casi puro caos, pero el trabajo del artista –lo único para lo que éste sirve- consiste en tomar esos puñados de confusión y cosas disímiles, cosas que parecen irreconciliables, y juntarlos en una armazón y darles algún tipo de forma y significado.
Katherine Anne Porter / El oficio del Escritor (1968).
Crearle un mundo a unos personajes, nombres, motivaciones, sentimientos, dejarles pasear y rondar por las mentes y deseos de los lectores, es quizás, parte esencial del oficio del escritor. Pero también, es debido reconocer, que las experiencias de vida, los lugares, nombres y personas, que componen su entorno y existencia, hacen parte de su universo literario.
El ciudadano ilustre (2016), es una película argentina dirigida por Gastón Duprat y Mariano Cohn, con una sobresaliente actuación de Oscar Martínez, que bien le mereció el premio Volpi, a mejor actor principal, en el pasado festival de cine de Venecia. Por su parte, la película ha sido premiado con el Goya mejor película iberoamericana, entre otros reconocimientos, tan ilustres como su protagonista. Esta propuesta argentina se mueve entre la sátira y la comedia, ubicándonos en los pormenores del reconocimiento, pero también, en el vacío que dejan, distinciones tan relevantes como el premio Nobel de literatura (según Daniel Montavani).
Daniel Montavani (Oscar Martinez) es un escritor argentino que goza de renombre internacional y gana el premio Nobel de literatura; esto no solo lo consagra, sino lo deja en ese espacio de reliquia o anticuario, en la postrimería de su obra y mundo ficcional, como lo corrobora el discurso de recibimiento del premio. Luego del aluvión de invitaciones y reconocimientos, llega a manos del laureado escritor una carta de su pueblo en Argentina, Salas, el cual le desea declarar ciudadano ilustre su mayor distinción. Pueblo al que no vuelve, hace 30 años de su auto declarado exilio, pero que es marco y referencia de su obra, todas sus historias se recrean en esta pequeña población. Finalmente el galardonado escritor acepta y con esto su viaje al pasado inicia.
Salas es un pueblo pequeño, áspero, con una soterrada y mezquina relación con el pasado, pero que hace del recibimiento de su hijo más reconocido un acontecimiento; este se convierte en el centro de atención y frente a este desfilan, todos los pobladores y personajes que habitan. Los rincones calurosos de Salas, desde su mismo arribo, los eventos relevantes cuentan con su presencia: entrevistas, concursos, Daniel es invitado a almuerzos, cenas, inauguraciones, todo gira en torno al Nobel. Tanta atención va agotando paulatinamente el buen humor del escritor, y entonces se da el reencuentro con amores del pasado, amigos y enemigos, mientras una latente sensación de hastio y odio se cuece en los habitantes de Salas.
Los directores, se mueven entre el falso documental, con momentos de una sátira directa, que implican tanto la condición del artista y la relación con su obra, como los elementos que componen, la sociedad argentina (o al menos eso pareciera). Dividida en varios segmentos que suponen una mirada particular sobre la realidad en su conjunto o al menos la forma en la cual se presenta esta para el escritor, dejando entrever situaciones que van del humor negro a lo grotesco. Este terreno movedizo entre la comedia y la no-ficción enmarcan, una propuesta que da un tono particular a la historia, llevando al espectador por un recorrido, no solo por Salas, sino por los personajes, que han alimentado las ficciones de Daniel. Finalmente Gastón Duprat y Mariano Cohn, nos llevan por los entresijos de la sociedad, de un pueblo pequeño, pero aún más, por los personajes y espacios, que logran darle sentido a la obra del galardonado escritor.
Al final el ciudadano ilustre resulta ser para Salas, un extraño, un foráneo, una pieza que no encaja en un espacio con sus propias motivaciones, que no van más allá de lo que brinda el provincialismo, el mismo que tanto repudia Daniel y que hizo evidente durante toda su estancia. El Nobel es expulsado del pueblo, desterrado, como si los personajes se revelaran contra su autor, una rebelión que conduce casi a la muerte, pero también al nacimiento de una nueva obra o mejor un capítulo más de la historia. Dejándonos claro que el trabajo del artista, inicia por el final, con las consecuencias de los actos, no con los actos mismos; por esto los hechos sucedidos a Daniel solo son importantes, en la medida en que afectan la vida, de éste y de quienes lo rodean y por supuesto, su obra, impregnada de personajes, de una notable y necesaria lejanía. Al final ¿qué tanto de ficción tiene la realidad?
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