Por Herbert Neutra
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"Ellos pensaron que era demasiado serio,
han pasado por alto el humor que hay en ello...
esta es la historia de mi vida, de hecho."
Mark E. Smith
La lozanía y el buen aspecto no eran precisamente los puntos fuertes de Mark E. Smith (1957-2018). Ni siquiera en sus veintes parecía importarle lucir como un anciano de movimientos lentos y torpes al que le adeudaban meses de pensión, mientras recitaba en el escenario versos bizarros, surrealistas, sardónicos y elocuentes de raigambre Camus/H.P. Lovecraft, como si fuera el más brillante de los profesores universitarios en una borrachera el día de su despido.
La prolífica e increíble carrera de la agrupación británica The Fall, con más de treinta discos de estudio publicados en cuarenta años, recién acontece la muerte su líder y artífice, merece hoy más que nunca una revisión exhaustiva que nos permita superar los encorsetamientos ligeros de aspirantes a periodismo indie-queer-progre, que siguen vendiendo a la banda como una más de la vieja camada post-punk.
Si bien es cierto que el momento en que la música de The Fall despega no puede deslindarse de la explosión del punk en Reino Unido a finales de la década de los setenta del siglo pasado, con clásicos grupos como Sex Pistols, Buzzcocks o The Clash, también lo es que la ética del D.I.Y (do it your self!/Hazlo tu mismo!) fue incorporada por Smith y su combo aleatorio con mayor ambición, pretensión y rigurosidad.
Mark Edward estaba menos interesado en pedorrearse en la televisión abierta y en tinturarse el pelo con Kool-Aid, y más en dar voz y forma a sus influencias literarias: Thomas Hardy, Edgar Allan Poe, Philip K. Dick. También arrastraba una obsesión con el minimalismo sonoro, con la repetición y con el “perfeccionamiento” de un estilo vocal emparentado con el legato. Estos detalles hicieron de sus composiciones no solo música de tres acordes; además, sus canciones resultaban pequeños tratados de naturalismo victoriano infestados de ruido, distorsión y catarsis. A esta particularidad atendió temprano el famoso disc-jockey de la BBC John Peel, quien para referirse a The Fall desde el principio dijo: “Son la banda contra la cual todas las demás serán juzgadas”.
Los rumores sobre las complicaciones en la salud del músico a finales del año anterior, y la noticia de la cancelación de varios conciertos de la última gira, después un recital en octubre en el que apareció cantando en una silla de ruedas, llegaron de la mano con la publicación de una extensa compilación de sencillos y lados B: “Singles 1978-2016” (Cherry Red; 2017), un compendio que desde ya se convierte en documento de escucha obligada para todo aquel que necesite una visita guiada por el universo de la prolífica banda.
Aunque dos caras de una misma moneda se pueden quedar cortas para un fanático acérrimo, podría decirse que en “Singles 1978-2016” están casi todas las luces y las sombras de The Fall: “Bingo Master’s Breakout”, “It’s The New Thing”, “C.R.E.E.P”, “Cruiser’s Creek”, “Fiery Jack", “Jerusalem”, “Victoria”, “Wise Ol´ Man” “Theme from Sparta F.C #2” y un largo etcétera.
Solo aquellos que se tomen en serio la tarea de escuchar sin pausas, saltos o adelantos estas 7 horas y más de excelente música, siguiendo la disciplina que en otro tiempo nos impusiera el vinilo, obtendrán como recompensa un deseo incontrolable por saberlo todo sobre Smith, sobre su obra, su genio y su particular y siempre ascendente caída. Gracias Marky por hacer como pocos de tu vida una pequeña obra arte, tu ironía es justa y necesaria, especialmente en tiempos como los actuales plagados de falsa humanidad y talento.
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