El siguiente texto fue publicado originalmente en la segunda edición (semestre B de 2013*) de la revista de cinematografía Candilejas -editada por Angélica Mora y emitida por el Centro Cultural de la Universidad del Tolima, en Colombia- y desea reflexionar acerca del cortometraje Música Oscura (2013), dirigido por Leonardo Mora y producido por Colectivo audiovisual Zerkalo.
Por Mauricio Herrera Valdéz
Estudiante de Licenciatura en Lengua Castellana
Universidad del Tolima
La historia del músico experimental y minimalista ruso, Iván Sergei Semiónov es engañosa. Me bastaron dos días para advertir que los datos de su nacimiento y muerte trabajaban desde la insipidez numérica de las fechas, una manera de lo fantástico. Su confesión biográfica, registrada por una repórter […] agregada cultural para la lengua rusa de la revista The New Yorker […] en 2002, se constituye en un espejismo acurrucado y calculado que calca la psiquis de todos los hombres de genio creativo, más que en un particular testimonio que dicta con alucinada conciencia la interminable búsqueda del artista y su compromiso y sacrificio ante las formas de lo estético.
Naturalmente, el nombre de Semiónov no está censado en las bases de datos de las enciclopedias y tiendas virtuales, ni en el sitio web del semanario estadounidense que popularizó el relato corto; el legajo de posibles notas periodísticas en torno a su persona y su obra escasea, el reporte policiaco de su suicidio es inasequible. Pese a ello, Leonardo Mora ensambla un corto en el que documenta magistralmente las declaraciones del ruso, valiéndose no sólo de los habituales intertítulos del cine mudo que tanto desdeñara Murnau, sino de lo que según parece, son las cuatro piezas musicales cumbres del trabajo de Semiónov, titulado homónimamente respecto a la novela de William Faulkner, ‘The sound and the fury’ (2005).
Como se ve, el engaño de la historia reside precisamente en que quien dirige el corto ha falseado los materiales recopilados. Ha tomado deliberadamente ciertos clips de reconocidos portales de video que registran secciones de la realidad, y que acaso misteriosamente coinciden con la de Semiónov o la nuestra. Ante esta técnica del avant-garde no podríamos contemplar ni por un segundo la idea del plagio, pues se trata apenas, según Dziga Vértov, de […] fragmentos de energía real que, mediante el arte del montaje, se van acumulando hasta formar un todo global […]. Por lo demás, no me interesa hablar de la procedencia de las notas periodísticas, de las cuatro piezas musicales, ni de la extraña dicción de la voz apagada; lo menos importante aquí es cuestionar la existencia de Iván Sergei Semiónov.
Referencias:
· Dziga Vértov, Memorias de un cineasta bolchevique, Capitán Swing Libros, 2009.
· Mora Leonardo, Música Oscura, Colectivo Audiovisual Zerkalo, 2013.
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